viernes, 12 de abril de 2024

Bob Marley: One Love

         No negaré de entrada que me alegró mucho en su momento el que anunciaran que realizarían una película basada en un ícono de la música del que gusto mucho como lo es Bob Marley. Un hombre que en vida se le conoció por muchas cosas, principalmente su activismo social para que la situación de su gente en Jamaica fuese equitativa en cuanto al acceso a cosas como salud y educación, así como también acabar con la violencia racial, pero que también recibió un apelativo por el que el mundo conocería al primer exponente de la música de un país considerado tercermundista en lograr un éxito incuestionable. Dicho apelativo es “el padre del reggae”, un estilo musical que nace en ese país y bajo su manto que se caracteriza por el alto contenido social existente en las letras de sus canciones. Uno que resuena con mucha fuerza hasta el día de hoy, y del que han salido herederos y variaciones de este, citando a UB40 en Inglaterra y ese toque británico que le dieron a este género, Ziggy, Damian y Stephen Marley también se han abierto paso con sus canciones y en Venezuela son también grandes exponentes del reggae Mulato y Rawayana. Lo dicho, no negaré que me alegró que por fin se vería en cine una película biográfica basada en la vida de Bob, pero al mismo tiempo debo decir que, incluso con todo y que hay varios exponentes que apoyaron a la realización de esta (y que aparecen como productores), al terminar de verla se descubre que esta fue una oportunidad perdida de hacer un mejor trabajo. No es mala, eso debo decirlo también, pero para todo lo que representa Bob Marley para la música y para el activismo social, pudo ser muchísimo mejor. Acá revisaremos por qué no fue de esa manera.

 

         La línea de tiempo en la que se basa la película nos traslada a la Jamaica del año 1976, en un momento en que el país estaba convulsionado por un fuerte conflicto armado. Para el momento en que dicho conflicto estaba en un punto álgido, Robert “Bob” Nesta Marley (Kingsley Ben-Adir) estaba promocionando el evento “Smile Jamaica”, en donde perseguía que se levantara la bandera de paz entre las partes en conflicto. Una noche en la que estaban él, Rita, su esposa (Lashana Lynch) y otros miembros de su banda, son abordados por un grupo de hombres que asaltan la casa y disparan a varios, entre ellos a Bob y a Rita, pero afortunadamente logran salir con vida del intento de asesinato. Mas esto llenó de tristeza a Bob ya que sintió que sus propios compatriotas fueron capaces de semejante acción que atentó contra su vida y la de su esposa. Es durante este período de la vida del intérprete y miembros como Aston “Family Man” Barrett (Aston Barrett Jr.), su hermano Carlton (Hector Lewis), entre otros, comienzan a crear lo que conoceríamos en la música como reggae.

         Me disculpo con el lector por proveer una sinopsis tan breve, pero es lo que presenta la película al espectador que vaya a verla. Alguien puede justificarla diciendo que la vida del cantante no fue tan larga, que murió en algún punto del llamado “tercer piso”, pero al mismo tiempo, debo decir que eso no es para nada ninguna excusa. Han presentado mejores trabajos en cine de exponentes de cualquier ámbito que no vivieron mucho tiempo y de mejor calidad. Pero al decir esto, uno como lector se preguntará “¿vale invertir tiempo para verla?”, y personalmente pienso que la respuesta sería “sí, pero se esperaba mucho más para la figura que fue en vida el cantante, y que sigue siéndolo después de muerto”. Veamos el por qué.

 

Vayamos, primeramente, con el elenco. Aquí tenemos a un Ben-Adir que está en un punto intermedio con su actuación en esta película. Por un lado, tenemos que logra captar la forma de hablar de Bob en vida, varios de sus gestos, sus destrezas físicas para jugar fútbol (el cual fue el deporte favorito de Marley en vida), y hasta hace algún esfuerzo por cantar delante de la cámara, así como hacer el acento jamaiquino. Pero por otro lado, Marley era energía en el escenario, conocido era el hecho de lo mucho que movía su larga cabellera con dreadlocks cuando cantaba canciones como “Could You Be Loved” (misma que, por cierto, es inexplicable su inexistencia en la banda sonora), además de que sonríe en demasía durante el metraje de la película, cuando en la vida real, y de acuerdo a los materiales audiovisuales a los que tuve acceso, Bob no era un hombre de sonreír mucho. Y como si fuera poco, en muchas de las escenas musicales aparece doblando. Luego tenemos a Lynch, interpretando a Rita, quien entrega una actuación bastante buena, pero no de la calidad a la que se está acostumbrado a ver en esta actriz (especialmente después de venir de “007: No Time To Die”). Hizo cuanto pudo, pero su personaje, a nivel de escritura, está construido en base al cliché de la esposa y madre abnegada, y acá hay inexactitud histórica pues es sabido que ambos alcanzaron el consenso de tener una relación abierta y de la que se sabe que hubo hijos por ella y por él fuera de los 3 que tuvieron como matrimonio. Aquí debo pedir nuevamente disculpas si no hablo del resto de los integrantes del elenco, pero es que los realizadores basaron mucho del metraje en Bob y Rita, quedando el resto de personajes sin mucho trasfondo, dando la impresión de que buscaron contexto de estos en 3 o 4 páginas de internet sin mucha profundidad, llegando incluso a que el personaje de Chris Blackwell (James Norton) haya sufrido el mismo destino de Rita Marley en esta película. Es decir, fue creado en base a un cliché.

 

         Por otro lado, en los aspectos técnicos es donde tenemos un apartado decente, que cumple bastante bien su cometido en cuanto a la recreación de aquella época entre finales de los ’70 y principios de los ’80, sin grandes pretensiones, va a un ritmo bastante bueno, el correcto, ese que es habitual ver en una película de estas características. En cuanto a lo que quiere transmitir el film, puede sentirse que, aunque haya parecido buena idea mostrar el lado del cantautor en cuanto a lo que fue su parte social buscando la igualdad de su gente en su país, me parece que hubiera sido mejor explorar ese ámbito junto con el Bob humano, ese que cuando se baja del escenario, es “otro humano cualquiera”, como dijo en vida Héctor Lavoe, otro exponente de la música del continente americano. A final de cuentas es eso, otro humano, y tuvo sus momentos geniales, que merecen ser contados en la gran pantalla, pero al mismo tiempo, cometió errores hasta el momento en que el cáncer terminó con su vida (eso sí se refleja aquí).

 

         He dejado de último el aspecto en el que la película y quien escribe tienen un vínculo: la música. No soy una autoridad del tipo licenciado, ni mucho menos profesor en alguna cátedra de este maravilloso arte, pero sí tengo la voz (o, en este caso, las manos) para hablar sobre un aspecto que, tristemente, no destaca en esta película. No es solamente que el actor Kingsley Ben-Adir canta muy poco con su voz y dobla mucho más, sino que en cuanto a la creación de lo que sería Marley como un ídolo de la música, su acercamiento al cómo se creó este género es muy superficial. Es tanto así que es bien sabido que en vida fue Aston Barrett junto con su hermano Carlton los que moldearon las bases de este género del cual Bob fue y sigue siendo su principal exponente, introduciendo elementos como el ritmo llevado por el bajo, el peso, la cadencia, la introducción del estilo rítmico “one drop”, la progresión, entre otros, y se ha perdido la oportunidad de que la génesis de este estilo musical se plasmara de mejor manera en la gran pantalla. Y aquí, en cambio, cuando se dice que se trata su origen de manera superficial, es porque la escena que podría haber sido la mejor de toda la película lo trata como si la idea vino de la nada y nació este género. Es un mal ejemplo de que las licencias que se tomaron los realizadores con la vida de Bob no terminaron en buen camino. Lo increíble de todo esto es que en los créditos aparecen como productores 3 del clan Marley: Rita, Ziggy y Cedella. No se comprende cómo es que cedieron ante esta clase de licencias en una película basada en una persona que dejó una marca de mucho peso en sus vidas y que acierta en algunas cosas, pero falla en muchas otras. Uno puede concluir que esta “Bob Marley: One Love” tuvo un destino muy parecido a la canadiense “Aline” de 2021 en cuanto a que se toma como una especie de experimento de película biográfica que contó con la bendición de la sujeto que es su protagonista (teniéndola además en la producción) para así estudiar en dónde fallaron y realizar a futuro una película mejor.

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