La primera vez que vino a mis oídos el nombre “El Color Púrpura” fue siendo apenas un niño. Ni siquiera tendría idea de que nombres como los de Steven Spielberg, Whoopi Goldberg, Oprah Winfrey y Quincy Jones serían tan familiares para mí en los años siguientes. Un director que no requiere mayor presentación (y el músico, menos que menos), una actriz de color con un registro interesante de observar (incluyendo actuaciones de voz. Es, también, un buen punto de partida para Goldberg al ser descubierta por Spielberg y lograr su papel como Celie) y una actriz/animadora/empresaria son sólo algunas de las figuras que dieron forma a esta producción lanzada en el año 1985, y que, aunque no logró la excelencia en la crítica, fueron muchos entre público y prensa los que la apoyaron y se convirtiera en una producción que le daría mayor reconocimiento al director que, posteriormente, lanzaría trabajos como “Schindler’s List”. Mucho tiempo después (y también basado en la novela de Annie Walker de 1982) se lanzó un musical en el año 2004 y llegaría a Broadway en 2005, y a finales de 2023, una nueva adaptación de esta obra basada tanto en el libro como en el musical antes mencionado.
Quien
escribe es completamente honesto pues desconocía que en los EUA se realiza un
musical basado en esta novela de los ’80 que mencioné al principio hasta que
salió la noticia de que harían una adaptación cinematográfica de la misma, como
también debo confesar que no creía mucho en un proyecto así cuando leí dicha
noticia. Pero después me dije “si existe un musical tan oscuro como ‘Sweeney
Todd: The Demon Barber of Fleet Street’, ¿por qué no podrían hacer una
adaptación de un trabajo escrito como este en esa modalidad?” Y considerando
que descubriría que el libro se escribió en base a parte de muchas vivencias de
los antepasados de la escritora (tanto en la película de1985 como la que nos
ocupa ahora), es cuando más me abrí a la idea de esta adaptación. Hay muy buen
desarrollo en cuanto a la parte del libreto que nos presentan para esta
película, pero también tiene sus detalles, mismos que dejaré para más adelante.
En
cuanto a la parte del elenco, es una que no tiene tacha, y empiezo con Fantasia
Barrino. Muy grata sorpresa al saber que después de su participación hace
casi 20 años en el reality show “American Idol” se hizo un nombre,
principalmente en Broadway, donde abundan este tipo de trabajos y, como si
fuera poco, llevando a la pantalla grande la Celie que ha interpretado en las
tablas. Para muchos actores, el paso del teatro al cine puede ser complicado,
pero esta actriz lo ha logrado, destacando en las partes donde le toca cantar,
que es como se dio a conocer. Hasta voy a correr el riesgo de decir que, aunque
no llega a la calidad lograda por Whoopi Goldberg en 1985, sí que
convence con su actuación. Y mientras escribía estas líneas, al mencionar que
su personaje lo interpretó primeramente en teatro, me hizo recordar a Clive
Owen cuando hizo en el año 2004 “Closer”, pues él dijo en una entrevista
que ya había actuado en teatro esa pieza, sólo que para la película le tocó el
personaje de Larry Gray. Volviendo con la que estamos analizando en estas
líneas, también debo decir que buena parte de lo escrito para Barrino va para
su compañera Danielle Brooks, pues al igual que la actriz antes
mencionada, repite su Sophia para la pantalla grande, y también se supo adaptar
al hecho de que estaba trabajando para hacer cine y no teatro, tomando el
testigo del personaje que interpretó en su día Oprah Winfrey. Es
destacable en ambas el amplio rango de emociones y matices que lograron para la
película, uno que fue muy bien conseguido, y donde era indispensable hacerlo
pues no es una película para toda la familia. Por otro lado, Taraji P.
Henson fue otra gran sorpresa pues nos deleita no solamente con que se pare
frente a una cámara y diga sus líneas, ría o lo que sea, pues se sabe que lo
hace magistralmente, pero no que cantara tan bien como actúa. Y eso,
obviamente, es un elogio. De Colman Domingo no tengo más que palabras de
elogio pues es un actor que ha crecido tanto no solamente en los registros que
tiene como tal sino en la calidad de los papeles que elige. Atrás quedó su
papel del soldado Harold Green en “Lincoln” de 2012 para tomar papeles de mayor
envergadura hasta llegar a este, donde interpreta a un hombre abusivo y mal
hablado de estupenda manera, siendo una estupenda elección para el personaje
que en 1985 fue interpretado por Danny Glover.
Y acá
es donde vamos a hablar sobre el libreto pues, como se mencionó arriba, se hizo
un buen trabajo, pero no es perfecto. No lo es pues hay situaciones que sí, se
vuelven a adaptar en esta versión (la crueldad del papá de Celie y Nettie,
escenas que vimos en la versión de 1985…) y muchas de ellas recibieron un buen
toque para ser llevadas a la actualidad cinematográfica. Y por otra parte la
película hace que cale con fuerza su mensaje de empoderamiento femenino,
especialmente para las mujeres de color, aunque no con la misma fuerza de “Poor
Things”, más sí llega más hondo que el de “Barbie” (acompañado, además, con
estupendas canciones sacadas del musical); acá la escritura acierta al no poner
a Celie como una especie de damisela en apuros. Pero hay otras en las que se
siente que con un poco más de escritura, varias situaciones pudieron ganar en
profundidad y lazos entre personajes, y un ejemplo de ello es el del lazo que
se forma entre Celie y Shug, el cómo va creciendo este a medida que transcurre
el metraje. Sí, ayuda mucho la química que existe entre actrices y actores,
pero esto no resulta suficiente en un apartado que podía desarrollarse un poco
más. Y si se tuviera que hacer una comparativa del final en ambas películas,
diría que, aunque ambas terminen de la misma manera (y ambos son buenos
finales), el de la original me parece que está un poco mejor. Solamente diré
que es porque estoy de acuerdo con aquello que reza la sabiduría popular de que
la verdadera caridad es anónima (quienes vieron la cinta dirigida por Spielberg
sabrán a qué me refiero). Afortunadamente, esto no ensombrece el trabajo del director
Blitz Bazawule, quien declaró que quería “meter al espectador dentro de
la mente de Celie”. Es a partir de ella que podemos sumergirnos y conectar con
el resto de personajes.
No es excelente, pero sí es una vuelta de tuerca cinematográfica esta adaptación musical del libro de los ’80. No presenta un guión que sea una oda a la excelencia en cine por unos pocos detalles de escritura, pero logra salir adelante en cuanto al desarrollo de la trama y sus personajes. No es una película que se ponga “de tú a tú” con “Oppenheimer”, pero tiene razones para que más gente quiera verla (maravillosa la fotografía de Dan Laustsen, el diseño de producción de Paul D. Austerberry y su vestuario, confeccionado por Francine Jamison-Tanchuck).
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