¿Qué lleva a un ser humano a querer buscar una aventura por el mundo o la ciudad? Motivos hay muchos, pero ahora mismo podría decir que el principal es el de querer hacer algo distinto de lo de costumbre. Recuerdo que en algún momento cuando trabajaba en un reconocido hotel de acá de la capital, una vez que me colocaba el uniforme, y antes de subir al departamento donde trabajaba, desayunaba en el comedor del personal pues no me gusta trabajar con el estómago vacío. Y algo que llamó mi atención en algún momento es el hecho de que en uno de los subdepartamentos de operaciones de dicho hotel hay una señora que llegaba todas las mañanas al mencionado comedor y siempre decía “buenos días, ¿me regala un cafecito?”, como también me topé en otras ocasiones a un señor que trabaja en el mismo departamento de Operaciones que todas las mañanas llegaba corriendo al comedor para que le sirvieran el desayuno pues este se servía hasta una determinada hora (que no recuerdo hasta qué hora se podía hacer esto al momento de elaborar esta reseña). Otro motivo podría ser por una necesidad de que algo falta en su vida y siente que, haciendo alguna actividad, algún viaje para “X” sitio o cualquier otra cosa que signifique una aventura, la persona la realizará. A título personal, mi balanza se inclina más por lo primero pues definitivamente no nací para estar repitiendo ciclos ni historias de ninguna otra persona, sea amigo, conocido o familia (aunque también ha habido un poco del segundo motivo, no lo negaré). En el caso de la ahora duología de este trabajo de Walt Disney Animation Studios, Moana se embarcó en la primera película por la necesidad de ayudar a su isla Motunui y aprendió, pero lo más importante cuando se embarca una persona en una aventura, es que creció y la llevó a accionar a que su gente se movilizara como lo vimos al final de la primera cinta. 8 años después del lanzamiento de su primer film, llega una nueva aventura dirigida por Jason Derrick Jr., Jason Hand y Dana Ledoux Miller (debutando como directores) y escrita por Jared Bush y Ledoux Miller.
Tal como se acaba de mencionar, pasaron 8 años desde el lanzamiento de la primera película, pero en la línea de tiempo de la historia pasaron apenas 3. Después de que Moana (Auli’i Carvalho) y Maui (Dwayne ‘The Rock’ Johnson) le devolvieran su corazón a la diosa Te Fiti en la primera película, la chica se embarcó a otras latitudes con el objeto de encontrar más islas y poblaciones en las cercanías de Motunui que estén conectadas al océano. Al regresar a su isla, se reencuentra con su padre, el jefe Tui (Temuera Morrison) y su madre, Sina (Nicole Scherzinger). En estos 3 años transcurridos tuvo una hermana que se llama Simea (Khaleesi Lambert-Tsuda), quien se asombra con las historias que le cuenta su hermana mayor, desde cómo iniciaron sus viajes, su encuentro con Maui, entre otras. En la isla, Moana se topa con Loto (Rose Matafeo), una diseñadora que le pide verla pronto pues tiene algunas mejoras para su velero. Después se encuentra con Moni (Hualālai Chung), quien conoce mucho de la historia de Motunui, además de estar dibujándose a sí mismo junto a Maui pues es fan del semidios. Y finalmente, la chica se encuentra con Kele (David Fane), un señor de avanzada edad que es conocido por ser todo un granjero y por ser constantemente gruñón. En algún momento, Moana tiene una visión donde se le aparece el ancestro Tautai Vasa (Gerald Ramsei), y este le dice que el Dios Nalo de las tormentas quiso gobernar a los humanos, y que para ello hundió hasta el fondo del mar la isla Motufetu, que tenía la característica de que conectaba todas las islas. Además, este le advierte que, si no encuentra Motufetu, Motunui se quedará sin población en el futuro, por lo que crea una tripulación con Loto, Moni y Kele, su cerdo Pua y, de nueva cuenta, su gallo visco Heihei para encontrarla. Simultáneo a esto, Maui también está en la búsqueda de Motufetu, pero es capturado por Matangi (Awhimai Fraser), quien ayuda a Nalo en su objetivo de gobernar a los humanos.
Sinceramente, como tal no esperaba que hiciesen un anuncio de una secuela de una película que fue excelente en 2016 y lo sigue siendo a día de hoy. El diseño de sus personajes (tanto héroes como villanos, especialmente Tamatoa), la recreación del mar y sus efectos de olas, el cielo tanto de día como de noche, el desarrollo de los personajes, las canciones (fantástico Lin-Manuel Miranda) … es una maravilla que me gusta volver a darle su más que merecido vistazo cada cierto tiempo. Al final, tenemos que Walt Disney Animation Studios, yendo lado a lado con Dwayne “The Rock” Johnson en la producción ejecutiva (entre otros) dio el paso adelante y anunció la secuela que nos ocupa en esta ocasión. La premisa que nos presentan en su escritura los mencionados Derrick Jr., Hand, Ledoux Miller y Bush no suena mal en el papel, los personajes nuevos se integran bien a Moana, Maui y el resto de los que vimos en la primera película. Hasta los que vemos en el papel de villanos tiene sentido su existencia, pero por desgracia, siento que no se trabajó tanto en este apartado como lo hicieron en la primera. Es que fue tal el nivel de sorpresa que lograron en aquel entonces que veía difícil que, como mínimo, lo igualaran. Se presentan, incluso, una serie de situaciones de la primera película que se repiten en esta ocasión. No son pocas, eso puedo decir en su defensa, pero están allí y hay que advertir que uno se queda con esa sensación de “hey, espera, esto ya lo vi en la película anterior”. Por otro lado, y poniendo un poco más de atención a la sinopsis presentada, descubrimos que, a nivel de argumento, se debe esperar un rato considerable para que Moana y Maui puedan encontrarse en esta ocasión, y argumentalmente hablando, Simea no tiene tanto peso para el desarrollo de la cinta. Rematando este punto, hay que decir también que se nota que tomaron todo este contenido que estaba destinado a ser una serie para Disney+ y lo condensaron en una sola cinta, provocando que este punto sea una llaga dolorosa. Esto ha sido como ver la película “The Sign of Zorro” de 1958 (un compendio de algunos capítulos de las 2 primeras temporadas de la serie trabajados de manera mediocre), pero con este universo. Y siguiendo con la escritura, pero esta vez en el lado musical, las canciones compuestas por Abigail Barlow y Emily Bear no son malas, se dejan escuchar, pero de ahí a que se llegue, como mínimo, a la suela de los zapatos de Miranda, es un trecho enorme. Es claro, uno cuando piensa en el universo “Moana” en la parte musical, de inmediato vienen a la cabeza “How Far I’ll Go” y “You’re Welcome”, es inevitable (como dato personal, debo añadir que escuchar cantar a Johnson es un deleite para los oídos). Mientras que aquí, como dije, está bien, pero hasta allí. Es como si tanto en argumento como en canciones la cosa arranca genial pero después se le acaba la gasolina (o, en este caso, el viento que impulsa la vela, ustedes me comprenden). Una cosa más que se debe decir en cuanto a las canciones es que Miranda no pudo participar de manera activa en esta ocasión por no se sabe aún qué razones, pero lo más probable es que su trabajo en la próxima “Mufasa: The Lion King” tenga mucho que ver. Y aunque haya tenido contacto con los compositores “a una llamada de FaceTime de distancia”, según declaró una de las compositoras, Emily Bear, no resultó suficiente.
Pero si bien es cierto que la película
falla en estos aspectos, también lo es que, tal como se mencionó hace un rato,
hay cosas que se pueden rescatar que hacen que esta cinta no entre en un mar
con marea fuerte y se hunda pues, aunque se le acabe la gasolina (el viento,
perdón) en cuanto a desarrollo de la trama y las canciones, ambas son buenas.
La trama, como suele suceder con la gran mayoría de las producciones de la casa
Disney, tiene un “happy end” que hará las delicias de los
seguidores de las películas de este estudio. No tiene la profundidad de la
primera, o si nos vamos a otros trabajos animados lanzados este año como “The
Wild Robot”, la elección es más que clara en cuanto a cuál es mejor. Pero de
una forma o de otra, volver a ver en acción a Moana y Maui siempre será un
deleite, y los demás personajes no molestarán en lo más mínimo. De igual forma,
en el aspecto de las canciones, lo dicho, los temas no son malos y no
molestarán al oído, destacando “Can I Get a Chee-Hoo?” que canta Maui durante
la cinta. Y de igual forma, el apartado visual es también rescatable. Es cierto
que no vamos al cine a ver únicamente olas, marea, cielo y personajes con
diseños bonitos, pero el mismo cuenta en una producción animada y otros
elementos como los cabellos de los personajes y el Mini-Maui, también son un
deleite visual.
“Moana 2” quizás sea superada por “Inside Out 2” y, gráficamente hablando, aplastada por “The Wild Robot”, pero tiene los elementos suficientes como para que se pueda ver sin mayor inconveniente, y a juzgar por la taquilla reportada recientemente de $386.3 millones (hasta el cierre de esta reseña), es más que probable que se haga una tercera parte. Por el bien del equipo, y al igual que pasó con “Kung Fu Panda 4”, deberán sentarse a analizarla a fondo y revisar los errores para evitar cometerlos en la tercera.
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