jueves, 11 de abril de 2024

Habla la ciencia en cuanto a beneficios de jugar videojuegos

 


    Ayudan a aumentar la autoestima, la percepción de autonomía y la capacidad para afrontar la decepción y resolver conflictos; ayudan a desarrollar la motricidad y favorecen la atención, la memoria y la concentración; aumentan la creatividad y la imaginación; fomentan el trabajo en equipo... Se podría seguir y seguir, pero estos ejemplos son suficientes para reflejar las amplias posibilidades de los juegos en el aprendizaje. Curiosamente, para muchas personas estos beneficios se limitan a los juegos físicos o presenciales: juegos de mesa, juegos de construcción, ajedrez… Pues, cuando se trata de videojuegos, tendemos a pensar que no lo tienen. juegos. ¿Es esto cierto? ¿Qué muestran los estudios que han realizado los científicos hasta ahora?

- Los videojuegos ayudan a la Generación Z a adquirir habilidades muy valiosas y útiles cuando consiguen su primer trabajo. Esta es la conclusión de un estudio realizado por YouTube y Censuswide, que demuestra que gracias a ellos, los jóvenes de 16 a 26 años desarrollan habilidades como la comunicación, la voluntad de aprender, la gestión del tiempo, la iniciativa o la capacidad de resolución de problemas. El estudio también encuestó a 500 profesionales de recursos humanos: el 57% dijo que sería más probable que contrataran a un jugador si hablaran sobre las habilidades que desarrollaron jugando. Un equipo de neurocientíficos alemanes quería probar si los videojuegos podían considerarse un entrenamiento de habilidades de alta intensidad dadas las complejas demandas cognitivas y motoras. 

    Lo hicieron viendo a un grupo de personas jugar a "Super Mario 64" durante media hora al día durante dos meses. Crearon resonancia magnética y descubrieron que su materia gris era responsable de la percepción, la memoria, la planificación estratégica y las áreas del cerebro de los teléfonos móviles (hipocampo, córtex perifrontal y cerebelo). Más tarde, concluyeron que los videojuegos pueden usarse para compensar los factores de riesgo de enfermedades mentales conocidas, como hipocampos de bajo volumen y corteza prefontal, como trastornos del estrés por trauma positivo, esquizofrenia y enfermedades neurodegenerativas.

    La Universidad de Londres eligió dos videojuegos, "Starcraft" y "The Sims", para evaluar las implicaciones de los juegos de estrategia. Y descubrieron que aumentaba la capacidad del cerebro para adaptarse al cambio, lo que se llama flexibilidad cognitiva. Incluso afirman en sus conclusiones que pueden ayudar con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

- Un total de 12.847 jugadores activos alrededor del mundo fueron encuestados para la encuesta Power of Play (1.134 de ellos en España), diseñada para explorar sus intereses y comportamientos. Los resultados sugieren que además del entretenimiento, los videojuegos tienen varios beneficios sociales y emocionales. Como resultado, el 74% de los encuestados españoles cree que los videojuegos les proporcionan una forma saludable de afrontar los retos cotidianos, y el 80% cree que los videojuegos pueden proporcionar estimulación mental y reducir el estrés. Los jugadores también dicen que han aprendido valiosas habilidades para la vida que pueden utilizar fuera del mundo virtual de los videojuegos: el 78% cree que los videojuegos mejoran la creatividad, el 74% cree que los videojuegos desarrollan habilidades cognitivas y el 74% cree que los videojuegos ayudan a fomentar la colaboración y trabajo en equipo, el 64% dijo que promueven la cooperación y el trabajo en equipo. Los videojuegos pueden mejorar las habilidades de resolución de problemas, matemáticas, tecnología, ciencias e ingeniería.

- Los investigadores del estudio Adolescent Brain Cognitive Development (ABCD), financiado por los Institutos Nacionales de Salud en EUA, realizaron dos pruebas con más de 2.000 niños de 8 y 9 años (divididos en atletas y no atletas): primero, vieron flechas que apuntaban hacia la derecha o hacia la izquierda y tenía que empujar en la dirección de cada flecha lo más rápido posible; en un segundo paso, se les mostraron caras y luego se les preguntó si las imágenes mostradas después coincidían, poniendo a prueba su memoria de trabajo. A todos se les hicieron resonancias magnéticas funcionales cuando se les hizo la prueba, y se descubrió que aquellos que jugaban regularmente tenían más actividad en áreas del cerebro asociadas con la atención y la memoria.

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