viernes, 5 de enero de 2024

Sobre la nominación del Globo de Oro

 

A pocos días de tener lugar los Globos de Oro 2024, quisiera reflexionar sobre un anuncio que llamó la atención de muchos cuando se presentaron las nominaciones a la entrega de este año en cuanto a cine se refiere y es la de la categoría que se estrenará pasado mañana, cuyo nombre resulta, cuando menos, curioso: “logro cinematográfico y de taquilla”. La Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA, por sus siglas en inglés) aún se encuentra en un momento en el que hay demasiadas dudas y escepticismo en este certamen, y el crear una categoría de nominados con un nombre así no ayuda mucho a que se recomponga su imagen por completo.

Vienen de denuncias muy graves por las que corrieron ríos de tinta y bytes de información. Hablamos de denuncias de falta de diversidad entre los miembros del jurado (mujeres y personas de otras razas), altos índices de discriminación (se ha llegado a decir que entre los miembros hay personas que ni siquiera trabajan en medios de comunicación, y hasta que pasaron muchos años para que admitieran nuevos miembros), corrupción, abuso verbal (provocando que dos de los miembros renunciaran en 2021), y todo en conjunto se tradujo en medidas que, aun a día de hoy, no se sienten como suficientes. Se agradece que la Asociación renovara la membresía, logrando que un estimado de 52 % de los votantes sean mujeres y 51.5% pertenezca a distintas razas étnicas, pero, repito, no es suficiente. Como cualquier cosa en la vida, los hechos, las acciones, cuentan más que las palabras. Y el crear esta categoría, como se dijo al principio, no ayuda mucho a pulir la imagen que agarraron hace un tiempo.

Cuando se lee “logro cinematográfico y de taquilla” hay sensaciones en el ambiente, y no son precisamente buenas. Se siente, principalmente, como si estuviesen entregando un premio de “consuelo” para compensar que una película u otra no fue nominada en una o más categorías determinadas, como si le dijeran a los que entraron en esta nominación “toma, para que no llores”. Sí, es verdad que películas como “Barbie” y “Oppenheimer” lograron una recaudación de taquilla impresionante durante el año 2023, es un hecho innegable, no requiere que uno se ponga lentes para ver algo que es público, notorio y comunicacional, pero de ahí a moverse de una forma que ya se hizo el intento en el pasado no se puede considerar una jugada inteligente.

El ejemplo más contundente que se viene en cuanto a por qué esta nominación parece eso, un “consuelo”, es uno de hace varios años (2018) cuando a los miembros de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (la que organiza los premios Oscar anualmente) se les ocurrió anunciar que lanzarían una nueva categoría con el nombre de “Mejor película popular”, creada para que fuesen nominados todos aquellos trabajos que lograran, precisamente, popularidad entre los consumidores de este arte, además de grandes números en boletos vendidos. Pero desafortunadamente el tiro les salió por la culata y las reacciones negativas no se hicieron esperar, y (como está ocurriendo ahora con los Globos), los ríos de tinta y bytes no se hicieron esperar, y hubo algunos que, por un lado, consideraron que se premiaría a aquellas películas que no rindieron bien entre la crítica, pero sí en la audiencia, y que un premio así sería como lanzar migajas de pan. Otros dijeron lo mismo que se piensa de esta nueva categoría de los GdO: un “consuelo”.

Y es que a esto hay que sumarle un punto tan importante como todo lo demás, y es el siguiente: sin importar si hablamos de los Globos, los Oscar o la ceremonia que sea, se supone que tú, como organizador, tienes un número más que suficiente de personas que nombraste para que sean quienes se encarguen de revisar los trabajos cinematográficos presentados y digan cuáles son los mejores en ese nivel, el cinematográfico, revisando cuidadosamente cuáles destacaron en la escritura del guion, cuáles en fotografía y así, pero siempre teniendo en cuenta los que lograron eso, la excelencia cinematográfica, que es lo que se busca reconocer a final de cuentas. El dinero, como cualquier cosa de la vida, viene por añadidura, y el ponerse en plan de premiar una cinta en ese apartado se hace, a todo lo dicho, algo innecesario, pues ya para eso existe la prensa que se encarga de reportar los números conseguidos por las distintas producciones que estén en cartelera, y ya es harto sabido por todo el mundo que el año pasado las tres triunfadoras en ese aspecto fueron “Barbie”, “The Super Mario Bros. Movie” y “Oppenheimer”. No tiene ningún sentido agregarle a ese comité más trabajo ante hechos que son ampliamente difundidos en el mundo.

Esta nominación tiene otro detalle más: han existido muchas quejas a lo largo de los años en cuanto a que las transmisiones de televisión de este certamen o el Oscar han tenido una baja muy considerable de telespectadores, ya que encuentran que la duración de estos programas es mucha. Al revisar los antecedentes más recientes, se ha recordado que ha habido transmisiones de hasta 3 horas y media de duración que, es más que claro, son demasiadas (especialmente en algunas de las del Oscar). El ritmo, al igual que en el cine, es importante en las transmisiones televisadas, pues así el televidente no se aburrirá, y mucho menos tomará la decisión de cambiar de canal por considerar que la transmisión corre con demasiada lentitud, y el incluir una nominación en la que te vas a enfocar en darle el “consuelo” que se ha mencionado a lo largo de estas líneas a películas que fueron un éxito comercial hace que esta sensación esté latente para este domingo. Para quien escribe, es algo inconcebible que estén durando tanto estas ceremonias; se comprende que se quiera dar un buen show mientras se premia lo mejor del cine, y que haya cosas como números musicales o espacios para discursos, así como el “In Memoriam”, pero se considera importante revisar esta duración pues, según lo estimado, unas 2 horas deberían ser suficientes, 2 horas y media como mucho.

En resumidas cuentas, es un despropósito querer premiar una película por el simple hecho de que recaudó más dinero en taquilla. ¿No sería mejor invertir todo ese tiempo y esfuerzo en animar a quienes les interese el arte de crear una película, desde la preproducción hasta que finalmente llegue a las salas, además de publicitarla? Se comprende que el dinero sea una fuerza que mueva también al arte, pero no puede ser el único propósito al filmar una cinta, sino los logros de este que animarán a futuros cineastas a que incursionen en el mismo.

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