Hay
cosas de la vida que merecen ser inmaculadas, que no las toquen ni con el
pétalo de una rosa. No importa si es una película o un videojuego, hay obras
maestras en las 2 artes que merecen disfrutarse como fueron concebidas pues son
perfectas como están (dentro de lo que cabe la perfección en la raza humana,
eso sí). Y ejemplos hay muchos: en videojuegos “Super Mario Bros” de 1985 está
genial como está, no requiere de nada más. Y en cine, “Citizen Kane” de 1942
también está chévere como la concibió Orson Welles. Repito: perfectas
como son estas 2 obras. Y algo más: en cine se hizo un reestreno en salas del
clásico de 1982 “E.T.: The Extra-Terrestrial” (mi primera experiencia
cinematográfica de mi vida) hace casi 3 años por su 40 aniversario, y para
alegría de quienes fuimos a verla, la que se proyectó fue la versión original,
no la que le hicieron esos “curiosos” retoques de 2002, por lo que la
experiencia volvió a ser mágica (igual que las lágrimas).
Y así como esta cinta fue una que dejó una huella imborrable en mi niñez, así me ocurrió en mi adolescencia con “The Crow”, dirigida por Alex Proyas, y que sería el único trabajo que haría en cine Brandon Lee, el hijo de la leyenda del cine de acción Bruce Lee, quien falleciera trágicamente durante el rodaje de esta cinta, pero dejando mucho de su trabajo frente a las cámaras listo para ir a la sala de edición, y que a la postre, le permitiría pasar a la posteridad con una única cinta. La sencillez de su filmación, ese toque gótico impregnado en los diseños de personajes (especialmente Eric Draven/El Cuervo) y en los sets de filmación, esos colores y diseño de producción sucios y, sobre todo, la magia que empezaba a regar por el set Brandon mientras filmaba, sus personajes y ese toque de cine de bajo presupuesto, fueron factores que llevaron a que se grabara a fuego dentro de mí en esa etapa de mi vida. Por tanto, muchos años después de la mítica cinta de Lee y el director Proyas, cuando hacen el anuncio de que se realizaría un reinicio de esta película con el objeto de atraer nuevas audiencias protagonizado por Bill Skarsgård, tuve miedo de que me dañaran el clásico de hace 30 años, mucho miedo. Pero, atención, no por el actor seleccionado para el personaje principal, sino por cómo sería trasladado este universo a los tiempos que corren. Veamos a detalle este reinicio dirigido por Rupert Sanders y escrito por Zach Baylin y William Schneider.
En un
centro de rehabilitación (que más bien parece una cárcel, tenía que decirlo) se
encuentra encerrado Eric Draven (Bill Skarsgård), quien está siendo
tratado por comportamientos destructivos que lo llevaron a que fuera encerrado
en el centro antes mencionado. Un poco antes de ver a nuestro protagonista,
conoceremos a Shelly Webster (FKA Twigs), una música que tiene un
“toque” muy similar a Eric en cuanto a sus comportamientos. Una noche, su amiga
Zadie (Isabella Wei) le llama por teléfono y le comenta que le envió un
video de algo terrible, y que sospecha que descubrieron que mostró dicho video
a una persona no determinada. Al ver Shelly el video, esta se asusta y Zadie le
dice que se va de la ciudad, que la misma ya no es segura y Shelly le dice que
no se mueva de su casa, que irá para allá. Pero para Zadie es tarde pues
adentro le esperaba Marian (Laura Birn), quien le aplica un sedante y se
la lleva. A todas estas, la llamada todavía estaba en el aire y Shelly escucha
todo, a lo que se dispone a escapar y es perseguida, mas al tropezarse con unos
policías, estos la detienen, le encuentran droga y se la llevan, terminando en
el mismo centro de rehabilitación de Eric.
Vincent Roeg (Danny Huston) es un hombre en
cuya apariencia de persona pudiente, tiene a Zadie encerrada en una habitación
en la que, a través de un susurro mágico, hace que esta se clave un cuchillo
para después matarla. Luego, en una tarde en el comedor, Shelly conoce a Eric y
empiezan a hacer buenas migas (con todo y las restricciones del centro). Pero
en una ocasión Shelly se percata de que Marian vino con su madre y ambos
escapan del centro. Y como ocurrió con la original, mientras estaba con Eric,
estos son capturados y los matan a ambos, consiguiendo Eric revivir para vengar
a Shelly.
Como se
mencionó al principio, no tenía miedo en cuanto al actor elegido para
interpretar a Eric Draven/El Cuervo, me parece que este tipo de trabajos le
sientan bien a Bill Skarsgård, puesto que venimos de verlo hace unos
años como el malvado Pennywise en las 2 entregas de “It” dirigidas por el
argentino Andrés Muschietti (sobre eso retomaré un punto más adelante).
El miedo que se me presenta con este reinicio viene desde el arranque de la
película, pues el simple hecho de que me presenten secuencias como esa del
inicio, que se siente como que están allí no más porque sí, sin que tengan
algún contexto, algún motivo que el libreto se tome el decoro de explicarlo, es
cuando mis temores comienzan a salir a la superficie. No logro comprender cómo
es que quieren vincular a un sentimiento como el amor como la fuente de los
poderes de nuestro protagonista. O mejor dicho, resulta sin sentido que hayan
querido vincularlos a este sentimiento, algo totalmente desprovisto de lógica
(y que quieran romantizarlo, de paso). Como también encuentro desprovisto de
lógica el que un elemento tan distintivo en la original de 1994 como lo es el cuervo
que acompaña a Eric acá sea un recurso que se queda como un mero adorno, donde
aparece volando de aquí para allá, es cierto, pero que no sea un elemento de
peso en la trama como sí pasó en la película de Brandon Lee es algo que
preocupa aún más.
Y
siguiendo con el libreto, preocupa también que no solamente haya situaciones carentes
de un desarrollo más elaborado, sino que esto también afecta al desarrollo de
los personajes. Esto, viniendo de un universo donde los villanos humanos pueden
ser despiadados (y con mejor desarrollo), incluso con un ser que obtiene poderes
de otro mundo, es grave. Las comparaciones son odiosas, pero si hago mención
del punto anterior es porque en la cinta de los ’90 tuvimos un villano
principal y varios secundarios realmente interesantes (por mencionar 2, Grange
y el principal, Top Dollar), y aquí, tanto aquellos personajes que acompañan al
villano interpretado por Huston y su Vincent Roeg son vacíos, completamente
carentes de alguna motivación más profunda que no sea algo que se ha visto
cientos de veces en otros trabajos. Roeg está a la altura de muchos de los
villanos del Universo Cinematográfico de Marvel. Por desgracia, lo que
acabo de decir no es un cumplido, sino algo que pesa muy en su contra pues el
mismo es demasiado básico como para rescatarlo. Y algo más: su intérprete, Danny
Huston, ha hecho mejores villanos en su carrera (es un actor que me gusta
observar en sus trabajos), de los cuales nombraré 2: Marlow en “30 Days of
Night” y Ludendorff en “Wonder Woman”. Al simplemente nombrar estos personajes
suyos, se puede ver que acá está completamente desperdiciado.
Lo peor
de todo es que esta falta de desarrollo de los villanos también salpica al
resto de personajes, los cuales resultan tan básicos como los mismos villanos.
El Eric Draven/El Cuervo de 2024 resulta insulso, uno que tiene tanta vida como
una hoja de papel. Es que falla, incluso, hasta en el diseño de este, mismo que
me lleva a retomar lo que dejé hace un rato pendiente. No por nada hice mención
del Pennywise que Skarsgård hizo en las 2 películas de “It” pues, francamente,
el maquillaje de la cara diseñado para su personaje lo hace ver como una
especie de Pennywise gótico. En el desarrollo de la cinta, hablan de una
especie de “sangre negra” que se deja ver durante la segunda mitad de la
película, y esta, debo decirlo, también está dentro de mi cuerpo, pero por la
enorme ira que me produce ver un resultado final tan malo, provocando que mis
ojos sangren la mencionada sangre negra. Un despropósito tan grande que ni por
actuaciones se puede rescatar. Ni siquiera el esfuerzo que hacen Huston y Skarsgård
(así como los efectos visuales correctos) pueden salvar un trabajo
sencillamente pésimo.
No había ningún propósito para querer reiniciar el universo de “The Crow”, ya la original de 1994 era una leyenda, y este era uno de esos casos donde era mejor dejarla como estaba, intacta. Y al final, fue convertida en lo que dije hace un rato, en un despropósito gigantesco. De ninguna manera puedo recomendar una película que tocó a muchos y simplemente terminó defraudándolos.
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