Mi mente comenzó a volar en algún momento pensando en cosas que ha visto tanto en cine como en videojuegos. Y al final, cuando volví a tierra, me di cuenta de que en ambos mundos hay piezas (y cuando uso la palabra “piezas”, hablo tanto de juegos como de películas) en las que no existe un género en particular. En los videojuegos en principio pensé en Hideo Kojima, pero después me fui con otro japonés, Goichi Suda (o como se le conoce también, Suda 51). Ello porque el realizador tiene una cantidad de trabajos interesantes, entre los cuales puedo mencionar ahora mismo “Killer 7”. Se presta para ello porque cuando se busca un género para enmarcar al juego (por lo menos en mi caso) es algo imposible ya que hay tantas mecánicas en él que no se puede poner ningún género sino decir “este es uno de Suda 51”. Y no sólo por mecánicas resalta el juego del japonés, sino que en cuanto al libreto destaca también ya que es muy original pues nadie se imaginó que Harman Smith, un señor de tercera edad en silla de ruedas, tenga otras 6 personalidades en su cuerpo, de las cuales nombraré 2: un luchador de lucha libre, Mask Smith, y una chica, Kaede Smith. Y si de esto mismo me pongo a pensar en el ala del cine, ahí no me fue difícil encontrar a algún director que cumpla con esto pues nadie como Quentin Tarantino para decir que ninguno de sus trabajos está dentro de un género en concreto, simplemente se dice como en el caso de “Killer 7”, “es una de Tarantino”. Y como ejemplos, al igual que con el juego del desarrollador japonés, diré 2 de sus películas: “Kill Bill” en sus 2 volúmenes, y su obra maestra, “Pulp Fiction”. Y aunque cuando del cine del español Pedro Almodóvar sea uno al que no es difícil encontrar a qué género pertenece cada trabajo que haga, sí podría decir sin que me quede nada por dentro que, sin importar que sea fácil encuadrar sus trabajos en varios géneros, es de esos que cuando lanza una cinta nueva, puede decirse con facilidad “es una de Almodóvar”. Eso ha ocurrido con su más reciente trabajo, el cual es su primer largometraje en inglés (y el único que hará, ya declaró que no volverá a trabajar en Hollywood), basado en el libro “What Are You Going Through” de Sigrid Núñez, y con libreto escrito por el mismo Almodóvar junto con la escritora del libro.
Desde el inicio de la película vemos un magistral uso de la fotografía de Edu Grau a las afueras de una librería, y dentro de ella se encuentra Ingrid (Julianne Moore), una escritora de libros que está haciendo un evento de firma de libros de su último trabajo. En dicha firma de libros se encuentra una amiga, que además de pedirle que le firme su copia, le dice que Martha (Tilda Swinton) se encuentra hospitalizada. Ambas eran muy amigas pues trabajaban en la misma revista en su juventud. Pero la vida las separó, llevando a que Martha se convirtiera en corresponsal de guerra e Ingrid en escritora. Después del evento, Ingrid va al hospital a visitar a Martha, quien se contenta con su visita, y le cuenta que tiene cáncer. En miras a pasar tiempo con Ingrid después de todos estos años sin verse, Martha le pide que se quede con ella y que le ayude en su objetivo de dejar este plano terrenal. Una idea a la que Ingrid aborda con mucha duda, pero al final termina accediendo, y donde conoce que su amiga tuvo una hija a la que tiene mucho tiempo sin ver ya que están alejadas por un malentendido. Más adelante conoceremos a Damian (John Turturro), un conferencista que en algún momento tuvo algo con las 2 mujeres, y que está al tanto de lo que Martha quiere hacer ya que Ingrid se lo contó.
Quizás en esta ocasión sepa a poco la sinopsis que les estoy entregando (en cuanto a que es corta), pero créanme cuando les digo que así está bien en esta ocasión pues el libreto escrito por el director español junto con Núñez aborda un tema bastante interesante como lo es la muerte. No de la forma en que lo hizo por allá por 2004 Alejandro Amenábar con “Mar Adentro” pues hablamos de que el Ramón Sampedro de Javier Bardem era tetrapléjico, pero tenemos el punto en común en las 2 películas de que tanto Martha como Ramón quieren morir. Y en este caso, el libreto aborda el tema de una manera interesante. Hasta dulce, podría decir. Es más, algo como el sexo también se toca en esta película y lo hace con bastante tacto, sin que sea algo que resulte vulgar o asqueroso para el espectador. Hasta tiene unas gotas divertidas si se quiere cuando se toca este punto. Regresando con el aspecto muerte, iremos entre recuerdos que van contando las 2 mujeres cuando están a cuadro y en otras ocasiones (pocas, eso sí) echaremos un salto atrás en los recuerdos de Martha pues así conoceremos como pasó todo en varios de los hechos de su vida. De hecho, es acá donde la edición por parte de Teresa Font nos va llevando de un lugar a otro mientras los personajes van recordando momentos, intercambiando puntos de vista sobre ciertas cosas, así como a avanzar en cuanto a la ayuda que Ingrid le presta a Martha, Damian asesorando a Ingrid mientras comen algo… esto también permite que la película se mueva a un ritmo suave, fluido, de esos que llevan al espectador de la mano mientras vamos de lugar en lugar con los personajes. Lo que me lleva a citar nuevamente la fotografía de Edu Grau pues tenemos que, sea la fachada de la librería que mencioné anteriormente, los paisajes que veremos con Ingrid y Martha una vez que se dirigen a la casa en el bosque, el frente de la casa de Nueva Inglaterra (preciosa arquitectura, también debo decirlo) y hasta la nieve rosada son cosas que se convertirán en colirio para los ojos. Es más, recuerdo con claridad que me dije mientras veía “Madres Paralelas” que el simple hecho de que el lente de la cámara capture una actividad tan sencilla como servir una taza de café el director lo convirtió en algo artístico y hermoso al mismo tiempo. Acá siento que lo volvió a hacer con la nieve rosada que cae en una Nueva York nocturna.
Por cierto, no sé si haya sido sin querer o queriendo, pero es interesante que tanto “Dolor y Gloria” como “Madres Paralelas” toquen este mismo punto (la muerte) pero las 3 cintas lo hacen de maneras distintas cada una. Repito: no sé si fue sin querer o queriendo, pero esto es algo que me tomo el atrevimiento (con permiso del maestro, claro está) en llamarlo “La trilogía de la muerte de Almodóvar” (personalmente, no creo que lo haga, pues la muerte en esta cinta es algo de lo que ha hablado hasta el cansancio en las entrevistas que ha concedido). Quiero finalizar el aspecto técnico con un elemento que ha resultado genial en los últimos trabajos de Almodóvar (“Dolor y Gloria” y “Madres Paralelas”, especialmente en la primera) y ello es la música. En unos momentos estaremos tan tranquilos y en ambiente gracias a ella y en otros esta reflejará tristeza y dolor. Quién sino Alberto Iglesias el responsable de musicalizar las películas del español desde 1999 con “Todo Sobre mi Madre”, y donde acá vuelve a presentar un trabajo de gran factura musical.
Esta no sería una película de Almodóvar sin el elemento que más tendremos frente a nosotros, sus personajes. Incluso esos que aparecen por menos tiempo (como el policía que interpreta Alessandro Nivola) tenemos la oportunidad de pasar tiempo con ellos. No con la cantidad de tiempo que tiene el Damian de John Turturro, pero valen por todo lo que estos mostrarán frente a la cámara. Y ya que menciono a Turturro, debo decir que su actuación, como dije, no es de las que tenga mucho tiempo en pantalla (como, por ejemplo, el John Shooter de “Secret Window” de 2004, que interpretó de estupenda manera en dicha película), pero es igualmente todo un gusto ver que, incluso con tan poco tiempo a cuadro, podamos disfrutar de un Damian que habla de su próxima conferencia y discute con Ingrid sobre la polémica decisión de Martha sobre su vida. Pero esta es, principalmente, una película donde las féminas son las protagonistas, y aquí tenemos una gran dupla formada por Julianne Moore y Tilda Swinton. Moore con Ingrid vendría a ser el lado de la amistad en el que demuestra un cariño enorme hacia su amiga, y donde en los primeros planos que le hace la cámara a su rostro (y hay muchos, tanto para ella como para Swinton) cuestionándose constantemente sobre sus acciones, sobre el dolor que le causa que su amiga que volvió a ver después de todos estos años haya tomado esa decisión, todo ello en un trabajo que no será raro ver en la próxima temporada de premios. Y lo mismo puedo ir diciendo desde ya de Swinton, pues es el lado de la amistad que refleja la tranquilidad por el hecho de que finalmente estará (precisamente) tranquila y que tendrá a alguien junto a ella para poder dejar el plano terrenal sin miramientos. Ambas con varias notas de humor (ese tan característico del manchego) que permiten darle una nota de alegría dentro de todo ese ambiente funesto que se aproxima para uno de los 2 personajes.
Como dije al principio, esta será la única película de Pedro Almodóvar hecha en Hollywood pues él mismo declaró que “el sistema de producción de allí es lo opuesto al de El Deseo, y no va a cambiar. La próxima película será en España, y en español”. Yo le respondo “maestro, adelante, dese el gusto de volver a su país a hacer el cine que nos tiene acostumbrados”, y está bien, es el autor de la obra y él decide qué hacer con ella. Además, esto es bastante similar a lo ocurrido con Tim Burton y Steven Spielberg con “Sweeney Todd: The Demon Barber of Fleet Street” y el remake de “West Side Story”, respectivamente. Los 3 terminan su paso en las películas que hicieron, y de muy buena manera. Y volviendo con la que nos ocupa, esta “The Room Next Door” es un gran trabajo del director español que pone en una perspectiva interesantísima la muerte junto con la amistad y el sexo. Ciertamente es una de las mejores de este 2024, pero a título personal, finalizaré diciendo que si un detalle tiene esta cinta (que, afortunadamente, no la saca de la excelencia) es el mismo que presentó “Madres Paralelas”: “Dolor y Gloria”. Y si tengo que hacer un ranking personal de cómo quedarían las 3 películas más recientes del director, el mismo sería: de 3er. lugar, “Madres Paralelas”, en segundo esta “The Room Next Door” y en primero, “Dolor y Gloria”. Pero que nadie se equivoque, pues repito lo que dije hace un momento: es una de las mejores de este 2024.
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