viernes, 19 de enero de 2024

El señor de las cotufas

 

         No se trata solamente de hacer un cruce divertido entre el título de una trilogía cinematográfica que ya tiene 20 años entre nosotros y un “snack” que se puede disfrutar en prácticamente cualquier parte, pero hay 2 sitios que, sin duda, son los que más se prestan para disfrutar de ellas. Mismos que son los cines (un medio que se toca en este blog) y en los estadios (tienen mucho que ver con el nacimiento de este día, cosa que veremos más adelante). Cotufa en Venezuela, pochoclo en Argentina, palomitas de maíz en México y España, pop en Uruguay, pipoca en Brasil… hablamos del mismo alimento, uno que viene de algo tan singular como un grano de maíz que se somete a alta temperatura hasta que explote y el almidón que contiene se puede disfrutar en forma comestible. Se dice que en las tribus indígenas estadounidenses existe la creencia de que hay espíritus bondadosos alojados en los granos de maíz que viven muy contentos en su soledad, y que cuando los granos son expuestos a un extremo calor, su rabia es tanta que explotan y se convierten en este bocadillo. Pero toda historia siempre tiene su origen. Si ocurre de manera muy recurrente en los tiempos que corren que en las salas podemos disfrutar de los orígenes de un personaje o de otro (basta recordar la fantástica “Batman Begins” de Christopher Nolan como ejemplo), pues este alimento (y su celebración el día de hoy) tienen orígenes también, mismos que revisaremos en estas líneas, empezando con el snack.

          La historia da cuenta de que las raíces de la cotufa datan de hace 10000 años, específicamente en lo que hoy conocemos como México, donde el cultivo del maíz había sido domesticado por sus habitantes, además de que con esto puede constatarse por qué este país es líder en la exportación de este grano. Es tanto así que las mazorcas más antiguas que se han encontrado en excavaciones arqueológicas en Nuevo México entre 1948 y 1950 indican que tienen unos 5600 años de edad. Pero como tal se cuenta que fue en el año 1492 cuando los españoles llegan por primera vez a este continente que los habitantes les ofrecían collares que estaban hechos con cotufas. Y unos años después, cuando Hernán Cortés llegó a América, observó que los sacerdotes tenían en sus cuellos amuletos hechos con tiras de cotufas. Otro dato curioso que es de conocimiento público es que en los ajuares funerarios que se han encontrado en excavaciones se han encontrado restos de cotufas que datan de miles de años, con la creencia de que al hacer esto, se invocaba a la fertilidad en todo sentido y a la lluvia. Regresando al tema, al tener unas raíces tan profundas con este grano, los aborígenes sabían como procesarlo, lo estudiaron a fondo y descubrieron que dependiendo del tipo de maíz era el proceso al que lo sometía. Si, por ejemplo, el grano contenía en su composición un 15% de agua, entonces el mismo podía ser sometido al calor y transformarlo en una cotufa. Esto fue posible al observar los 2 tipos de grano que existían en sus tierras: el maíz duro y el maíz dulce. El primero, cuando es molido, se utiliza para la preparación de pan, mientras que el segundo debía consumirse lo más pronto posible, y mezclando ambos tipos se obtenían las cotufas.

         Ahora que ya sabemos cómo se obtiene, veamos algo tan importante como el primer punto: su masificación para consumo. El primer registro que se tiene data del año 1885, cuando el estadounidense Charles Cretors inventa la máquina para preparar cotufas, y la misma funcionaba con aire caliente que se utilizaba para reventar los granos. Unos años más tarde, en 1893, específicamente en la Exposición Mundial de Chicago, se presenta la primera máquina de cotufas portátil, logrando que a partir de este punto las cotufas fueran un snack muy popular, especialmente con la llamada “era dorada de Hollywood”, donde su auge se elevó a niveles estratosféricos. Esto se incrementó aún más con la llegada del cine sonoro en el año 1927, mas no fue sino hasta 1929, año de la tristemente célebre “gran depresión” estadounidense, que llegó más alto (si cabe) el consumo de cotufas. En aquellos años las salas de cine eran sitios elegantísimos, era un arte permitido para personas con cierto nivel de estatus social (también era muy común que antes del cine sonoro, los pudientes y los que sabían leer eran los que podían disfrutarlo) y el consumo de alimentos estaba prohibido. Pero durante esta época los espectadores que entraban a las salas “metían coleadas” bolsas pequeñas de cotufas que costaban entre 5 y 10 centavos pues el hambre pegó tan fuerte en los ciudadanos de ese país que pasar una sesión completa de una película sin comer nada era tortuoso para muchos, y comenzaron a actuar de esta manera. Pero durante el año 1931, una empresaria llamada Julia Braden vio que el vender cotufas en una sala de cine tendría un potencial enorme, y con esa idea en mente fue con los dueños del Linwood Theather de Kansas City para que le permitieran instalar un puesto de cotufas dentro de la sala. Los empresarios se dieron cuenta de que ponerse en contra de consumir cotufas dentro de la sala cuando ya muchos las metían en sus bolsillos era como luchar contra un titán de la mitología griega. Este movimiento tuvo tanto éxito que comenzaron a replicarlo en otras salas de cine, y ya para el año 1940, a nivel nacional, todas las salas de cine contaban con un puesto dentro de ellas.

          Con las cotufas convertidas en piedra de base para visitar un cine, nos vamos hacia adelante unos años después, específicamente al año 1988, y, de nueva cuenta, en los Estados Unidos. Ya para esos años las cotufas eran no solamente populares en los cines, sino también en los estadios donde se juega fútbol americano. Se revela que la Asociación Americana de Palomitas es la impulsora del consumo de este alimento, y no es para menos, pues son varios los estudios científicos que certifican que la cotufa es, sin duda, el alimento más sano que una persona se puede comer en una sala de cine ya que, entre otros aspectos positivos, es un alimento rico en antioxidantes beneficiosos para el cuerpo, es apto para el consumo de las personas con diabetes e intolerantes al gluten, así como una tremenda fuente de vitaminas B y E. Cuando esta idea surgió, se dice que el objetivo era que se celebrara junto con el “Super Bowl”. Es decir, cada 31 de enero, cambiándolo para su fecha actual a partir del año 2003. Desde esta tribuna digital, les deseamos un feliz día internacional de la cotufa, esperando que sigan disfrutando de este delicioso alimento sea solos o acompañados de una o más personas.

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