Mientras
preparaba esta reseña, estuve pensando en cuanto a que, al leer un poco sobre
la biografía de la cantante de ópera Maria Callas, descubro que es de
esas personalidades que podrá haber tenido mucho prestigio y una poderosa voz
al momento de interpretar en vida una de las muchísimas piezas musicales con
las que se subió al escenario, pero que tuvo un destino similar al del actor Bela
Lugosi (repito: similar, no igual). Esto es, falleciendo sola (como con
Lugosi) y con un alto grado de melancolía, además de insatisfacción consigo
misma. Es bastante probable que haya tenido algún episodio en su soledad muy
similar al de la Elizabeth Sparkle de Demi Moore en la escena del
arreglo para la cita en el baño en “The Substance” en cuanto a la
insatisfacción consigo misma, pero con la diferencia de que este fue provocado
(según se lee) por su propia madre desde su adolescencia, haciendo que afectara
a la salud mental de la cantante. Es lastimoso, por decir lo menos, que desde
los primeros pasos en la vida de una persona, existan ese tipo de actitudes
hacia niños y adolescentes ya que, al menos desde mi punto de vista, me parece
que descargan con estos un deseo de algo que les frustró que no pudieron hacer
en algún momento o que crean que los niños y adolescentes son adultos (como
ocurrió con el empresario J.P. Morgan, que su padre lo forzó a estudiar
todo el tiempo desde que era niño, de acuerdo con el documental “The Men Who
Built America”). No es una etapa de la vida de la cantante que esté reflejada
en el grueso del metraje, pero sí es importante que conozcan sobre este aspecto
de la misma. En cine, a principios de los 2000 (2002, para más señas) tuvimos
por parte del director Franco Zefirelli “Callas Forever”, ya que rodó
dicha cinta como un homenaje a la cantante, quien fuera su amiga en vida, pero
que tuvo opiniones mayormente desfavorables por la prensa durante ese año ya
que consideraron que la misma era una mirada muy lejana para que se convirtiera
en una pieza biográfica definitiva de la diva de la ópera. Adelantamos que el
trabajo dirigido por Pablo Larraín y escrito por Stephen Knight
no es excelente por un aspecto que iremos viendo en la reseña, pero es un
trabajo que se deja contemplar de principio a fin.
Además
de tener la cinta de Zefirelli como personaje protagonista a la cantante de
ópera, otro punto en común de ambos trabajos es que inician en el último
período en el que se vio a la cantante con vida. La única diferencia es que, en
esta, según la línea de tiempo de la artista, nos ubicaremos en el momento en
que las autoridades entran a la casa de la intérprete a través de Ferruccio (Pierfrancesco
Favino), el mayordomo, y Bruna (Alba Rohrwacher), la ama de casa, el
16 de septiembre de 1977, fecha en la que se encontró con la muerte. 1 semana antes
de su fallecimiento, María Callas (Angelina Jolie), tras una pausa de un
poco más de 1 año de su carrera operística debido a su estado de salud, se
encuentra trabajando con Jeffrey Tate (Stephen Ashfield), un director de
orquesta que se encargará, en la medida de lo posible, por ayudar a María con
su canto. Ferruccio se pone insistente con la diva para que tome sus medicinas
de acuerdo a las indicaciones que le dio el doctor Fontainebleau (Vincent
Macaigne), pero ella se rehúsa a hacerlo, alegando que continuará tomando
Mandrax pues (según ella) le hace bien. La intérprete les informa a ambos que
llegará a la casa un equipo de la televisión para hacerle una entrevista, mismo
que está conformado por un camarógrafo y Mandrax (Kodi Smith McPhee), el
periodista que la entrevistará.
2024 ha
sido un año donde hemos sido testigos de varios trabajos en el ámbito musical,
de los cuales 2 son musicales propiamente dichos (“Wicked” y “Emilia Pérez”) y
la verdad es que el que llegue un film como “Maria” no hace más que enriquecer
la variedad de películas en este género (ojo, teniendo en claro que no es del
estilo musical tradicional). Un punto en común que esta cinta del director
tiene con “Spencer” de hace 3 años y “Jackie” de 2016 es que utiliza a mujeres
reales, pero su trabajo no es 100% biográfico, sino que está ubicado en
momentos específicos de estas (el asesinato del presidente estadounidense John
F. Kennedy en “Jackie” y la separación de Lady Diana del entonces
príncipe Carlos en “Spencer”), completando una trilogía muy curiosa (de
la cual nada más me falta por ver “Jackie”, con Natalie Portman). Este
enfoque antes mencionado permite al director moverse con más soltura con sus personajes
sin sentirse que está metido en una camisa de fuerza por querer cumplir un
rigor histórico. Hablamos de que esta es una película cuyo libreto presenta a
pocos personajes, pero son suficientes para que a través de ellos vivamos los
últimos días de la cantante en este plano. Escritura que está en línea con el
sentir melancólico y decaído de la intérprete, pero al mismo tiempo, con la
misma queriendo romper con las convenciones de aquel entonces a pesar del dolor
que le ha causado después de todos los años que pasaron cosas como el pasado
con su madre y la pérdida de Aristóteles Onassis (Haluk Bilginer). En
ningún momento Larraín y su equipo quieren faltarle el respeto a Callas y su
figura, sin caer en que se sienta lástima por ella, sino que en todo momento
quiere mostrar ese espíritu de la cantante, así como del deseo de sus
sirvientes de que cumpla con su tratamiento al pie de la letra y del reportero
que desea entrevistarla, pero llegado a un punto (bastante alto, debo
resaltarlo), el film llega a un techo que no puede romper, como si ya este
esquema que vimos en los trabajos anteriores del director se le tuviera que dar
el descanso que se merece, mas lo presentado es muy satisfactorio. Pero como
digo una cosa, digo la otra, y es que el rigor histórico en cuanto a la
ambientación de la época está estupendamente trabajado (y en el personaje de Callas,
que veremos en un momento). La fotografía de Edward Lachman nos permite
contemplar los sitios que la cámara nos mostrará en las calles de París. Un
grupo de violines, violonchellos y otros instrumentos de orquesta en una plaza
por aquí, sitios icónicos de la ciudad por acá dan gusto verlos para contemplar
los encuadres que hacen las cámaras con nuestros propios ojos. Y el diseño de
producción a cargo de Guy Hendrix Dyas nos terminará de ambientar en la
época en que se desarrolla.
Queda
por hablar de los personajes de esta película en la forma de los intérpretes de
cada uno y sus actuaciones. Hablemos primeramente de Ferruccio, el cual es
interpretado por Pierfrancesco Favino, y Bruna interpretada por Alba
Rohrwacher, los cuales con sus actuaciones vendrían a ser una suerte del
Pepe Grillo de “Pinocho”, buscando cuidar en todo momento a quien le sirven,
unos ángeles guardianes que hacen su mejor esfuerzo por el bien de Callas, pero
cuyo encuentro con la muerte está más cerca que nunca. ¾ de lo mismo va para Stephen
Ashfield, retratando a un Jeffrey Tate que utiliza sus conocimientos para
ayudar a que la cantante vuelva a los escenarios por todo lo alto, aún a
sabiendas de que su salud no está en las mejores condiciones. El que podría
considerarse un personaje distinto es el Mandrax de Kodi Smith McPhee.
Pero, ojo, el que diga que es un personaje distinto no significa que no sea
interesante pues en los momentos en que aparece en los encuadres de la cámara,
es un deleite disfrutar con las preguntas que le hace a la cantante en las
veces que la entrevista. Pero la atracción principal de toda obra de ópera precisa
porque sí en su intérprete principal y su capacidad de estar montada en el
escenario demostrando sus dotes sobre este. Y en dicha obra, la estrella
principal es Angelina Jolie, quien regresa al frente de las cámaras tras
un período de ausencia en el que dirigió varias cintas, así como que estuvo al
frente del cuidado de sus hijos. Este regreso a la actuación lo hace cual ave
Fénix: renaciendo desde las cenizas y preparándose como en ninguna otra
ocasión, aprendiendo a cantar ópera por más de 6 meses, así como trabajó en
cosas como postura correcta al cantar ya que en una entrevista confesó que
nunca en su vida había cantado, ni siquiera en un karaoke, además de ahondar en
la vida de Callas. Ese aire de melancolía que mencionamos hace un rato, ese
otro de diva del bel canto, ese deseo de que conozcan de ella porque puede irse
de este mundo en cualquier momento y que lean entre líneas lo que expresa en
entrevistas… es una actuación estupenda por parte de Jolie. Un regreso que da
gusto ver, como ocurrió con los de Demi Moore y Jennifer Grey.
Un poco más de músculo en cuanto a la película como un todo en vez de resultar convencional (tomando en cuenta los 3 últimos trabajos del director) y hubiésemos tenido un trabajo completo, pero con todo y eso, raya a un muy buen nivel, especialmente por el magistral trabajo de Angelina Jolie. El telón de esta obra cae dejando un gran sabor de boca.
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