Alcanzar un nivel más alto ejecutando una actividad determinada es algo que debe inyectar a su practicante con la suficiente motivación para que pueda superarse a sí mismo en dicha actividad que esté haciendo. Esto es bastante común verlo en los videojuegos, donde es genial cuando un jugador supera un nivel y después le viene el siguiente que es más difícil, y así hasta terminarlo. Y este principio de los videojuegos es válido para cualquier ámbito de la vida, sea el trabajo, la música, algún arte o cualquier otra cosa en lo que una persona destaque, incluyendo un tema como el que nos ocupa como lo es el kung fu, un arte marcial que ha tenido representación en los 2 mundos (cine y videojuegos) existiendo buenos exponentes como “Enter the Dragon” (en cine) y “Shenmue” (en videojuegos). Ya el solo mencionar el trabajo protagonizado por el fallecido Bruce Lee es hablar de uno de los máximos referentes del cine de acción, uno que sentó escuela y que sigue siendo a día de hoy una de las favoritas de todos los tiempos. Por el lado del juego de Sega, hablamos de que toma lo mejor que hizo a “The Legend of Zelda: Ocarina of Time” el mejor juego de todos los tiempos y lo traslada al Japón junto con otras mecánicas (como la de peleas) dejando muy buenos resultados en prensa y en comunidad. Hay grandes referencias que se pueden seguir citando, y en el caso de la película que nos ocupa, desde su primera cinta en 2008 ha hecho homenajes a referentes del cine de acción, así como dejándonos grandes lecciones aplicables para el ámbito personal. Demos, pues, un vistazo a la más reciente entrada de este universo escrita por Jonathan Aibel, Glenn Berger y Darren Lemke y dirigida por Mike Mitchell. De antemano, informamos que es indispensable haber visto las 3 primeras películas para ver esta nueva, por lo que advertimos de un breve spoiler en la sinopsis.
Nos
encontramos de nueva cuenta en el Valle de la Paz, específicamente en una de
las aldeas aledañas. Misma que es atacada por Tai Long (Ian McShane), y
sus habitantes se sorprenden al verlo vivo ya que, como recordamos, fue
eliminado al final de la primera película, y este, después de destruir dicha
aldea, deja la amenaza de que volverá a encontrarse con Po (Jack Black).
Después de esta escena, la cámara nos muestra a nuestro protagonista, al sr. Ping
(James Hong) y a Li Shan (Bryan Cranston) a punto de abrir un
nuevo y mejorado restaurante. Esta ceremonia es interrumpida por el maestro
Shifu (Dustin Hoffman), quien le dice que debe continuar hacia adelante
en el camino que ha iniciado. Pero en este caso no será más como el “Guerrero
Dragón” en el que se convirtió, sino como el Líder Espiritual del Valle de la
Paz, cosa que Po en un principio se rehúsa ya que ha encontrado sus éxitos como
el “Guerrero Dragón” y prefiere defender al Valle de aquellos que quieran hacer
el mal. Pero Shifu le dice que eso ya no será posible y que, además, debe
encontrar a una persona que lo suceda en su cargo. De repente, estando en el
templo, Po detecta una presencia y se trata de Zhen (Akwafina), una
zorra que estaba robando cosas en el templo y que es capturada y encerrada por el
panda. Al enviarla a la cárcel, Po y el maestro Shifu se enteran por los
aldeanos del principio de la película que Tai Long regresó y que, probablemente,
Zhen sepa algo al respecto, y esta cuenta que en realidad no es Tai Long sino
una hechicera conocida como La Camaleona (Viola Davis), un personaje que
puede cambiar de formas ya que ha aprendido de la hechicería, al punto que
puede cambiar su forma física. Fue ridiculizada por su pequeño tamaño queriendo
aprender de kung fu, además de ser rechazada en varias escuelas. Sus poderes de
cambio de forma (y otros hechizos) los aprendió por su propia cuenta, así como
también le tocó sobrevivir en las calles, y juró que en un futuro se convertirá
en la maestra de kung fu más grande del mundo.
Como se dijo
al principio, la primera de estas películas apareció en el año 2008, y muchos
elementos engancharon con el espectador para hacer de este un trabajo que
valiera comprar la entrada. Quizás su único pecado ese año fue que saliera una
tal “Wall-E” antes que ella, pero no se le pueden negar ninguna de sus virtudes,
y una de ellas se encuentra en el apartado técnico, empezando por el gráfico.
Desde el diseño de los osos panda (tanto de Po y los suyos como el panda rojo
que es el maestro Shifu), pasando por los patos, la zorra que le correspondió
al personaje de Zhen, todos tienen muy buen acabado, incluso el de los
personajes que causan problemas en la película, empezando por su villana, La
Camaleona. Este es, sin duda, el mayor logro de esta cinta, y se le reconoce
también. De hecho, según el jefe de animación de esta película, Sean Sexton,
este personaje tuvo una grilla con un total de 8130 controles que hacían
posible los movimientos de cambio de forma. Además, las estructuras conformadas
por chozas, templos y demás también están bien hechas. Quizás en el apartado de
voces no se cuente ni en Venezuela ni los países de Latinoamérica con las voces
de Black y demás integrantes del reparto, pero tenemos que, afortunadamente, de
los que han estado en la mayoría de las entregas en español latino, siguen
diciendo “presente” Omar Chaparro como Po, Octavio Rojas como el
maestro Shifu, Ismael Castro como el sr. Ping y de la anterior entrega
también regresa Carlos Segundo como Li Shan, así como también son
positivas las actuaciones de Verónica Toussaint como Zhen y Marcela
Páez como La Camaleona. Hasta este momento, lo repito, vamos bastante bien
en la parte técnica. Y el elenco no hace más que sumar puntos a su favor.
Cuando
se aprecia el resultado final, el espectador probablemente piense que esta
película nadie la pidió, pero igual valió asistir. ¿Qué quiere decir esto? No
es que esta cuarta entrega no valga el esfuerzo ir a verla en el cine. Se
siente más bien como que el principal problema de “Kung Fu Panda 4” sea el
mismo universo “Kung Fu Panda”. Esto en el sentido de que hay elementos que han
sido brillantes en su ejecución (especialmente en las 2 primeras películas) y
que aquí o llegan muy tarde o se sienten muy cansados. Tarde en el sentido de
que hay elementos característicos de la saga que no aparecen sino hasta un poco
más allá de la mitad de la película, y un ejemplo de ello lo tenemos en esas
tomas que se hacen en cámara lenta que tan divertidas resultan como, por
ejemplo, cuando Po impacta su cabeza contra el suelo, por decir lo menos. Y así
como están esos elementos que no llegan sino hasta mucho después en la película,
está también el hecho de que ya desde el mismo inicio es palpable que, aparte
de repetitiva, la película utiliza por cuarta vez la fórmula que les brindó éxito
en las anteriores partes (otra vez, especialmente las 2 primeras, esas que
gustan mucho a título personal). Tenemos de nueva cuenta que Po tiene una
situación determinada y tiene que hacer tal cosa para poder lograr ese objetivo,
y para ello debe aprender a hacer tal cosa. En esta cuarta parte es lo que se
dijo en la sinopsis, que debe convertirse en el Líder Espiritual del Valle de
La Paz y encontrar a quien le sustituya como el “Guerrero Dragón”. Y así como
eso, también están de nueva cuenta esas situaciones donde el personaje es torpe
por naturaleza y hace reír con muchas de ellas, aún cuando se siente que ya se
han visto antes. Esto prueba que, a nivel de libreto, es más de lo mismo, pero
con las suficientes situaciones entre comedia, acción y demás que harán que el
espectador se quede hasta el final. Y el peor punto que presenta el guion es lo
que debió ser tan atractivo como sus transformaciones: la villana. Después de
salir de la sala, uno se queda pensando que sí, como se dijo hace un rato, a
nivel técnico y de diseño, el personaje en cuanto a diseño y transformaciones no
tiene tacha, pero a nivel de escritura sí. De entrada, que simplemente se
conozca al personaje como “La Camaleona” y no tenga un nombre como en las
anteriores películas (Tai Long en la primera, Lord Shen en la segunda y Kai en
la tercera) no logra enganchar al público. Y para rematar, el que haya sido
escrito de una manera tan genérica, con pocas motivaciones (y las que presenta
han sido vistas muchas otras veces) no hace más que agravar el resultado de este
personaje, que ni siquiera porque esté en inglés con la actuación de la siempre
genial Viola Davis gane aunque sea unos pocos puntos con el espectador.
Se puede decir que “Kung Fu Panda 4” no es la mejor entrega de la, ahora, tetralogía, pero tiene los elementos suficientes para mantener al espectador que la ha seguido desde la primera película sin que este se arrepienta de haber comprado su entrada. Si el objetivo del estudio, como lo indicaron, es que sean un total de 6 películas, deben tomar nota de los errores cometidos en esta y hacer de las 2 faltantes mejores trabajos.
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